Para evitar caer en el patriotismo sentimental que se pone de moda en el México moderno durante el mes de septiembre y que se alimenta de una historia y símbolos fabricados por los enemigos de la sociedad tradicional, retomemos algunas sabias palabras de Don José Miguel Gambra.
Esto con la finalidad de rectificar ese natural deseo de rendir culto a los antepasados que han forjado la sociedad tradicional y así formar una auténtica virtud patriótica, que se define como:
«un hábito operativo, o virtud, por el que rendimos culto y servimos a la patria de manera que se ordene al bien común universal. Su fundamento se halla en la deuda de gratitud contraída con nuestra patria y solo con ella, lo cual nos obliga a darle culto y procurar el bien común (y donde…) la rectitud depende, en última instancia, del fin del hombre, de la sociedad y del universo que solo en Dios hallan su acabamiento».
«La sociedad tradicional y sus enemigos» José Miguel Gambra pág. 117
La Revolución ha sido muy hábil al utilizar símbolos religiosos y tradicionales para manipular la piedad popular y así debilitar la resistencia hacia sus avances en contra de la sociedad tradicional que después de dos siglos ha quedado reducida hacia sus elementos más básicos como es la familia, pero que en nuestros días hasta ésta se encuentra gravemente amenazada.
Un claro ejemplo de lo anterior es lo escrito por el progenitor del autor que ha inspirada esta pieza: Don Rafael Gambra, quien decía sobre los Himnos Nacionales que estos suelen ser cantos de inspiración revolucionaria que resaltan momentos decisivos de sus movimientos impíos (la Marsellesa, la Internacional) y que se mantienen por «la turba delincuente que nos gobierna (y) que ha acabado con todo sentimiento noble en las nuevas generaciones.
Regresando al tema principal de esta pieza, plantearé unos puntos de la magna obra de Don José Miguel Gambra: «La sociedad tradicional y sus enemigos», que espero nos ayuden a mejor entender lo que debe ser la tradicional piedad patriótica y como evitar caer en los errores de un patriotismo puramente sentimental y folklórico.
Es decir, siguiendo al autor:
- «PORQUE sirven para cimentar la unidad necesaria para que la comunidad alcance sus fines, debemos acatar sus costumbres y tradiciones; y, porque representan a la sociedad, hay que rendir homenaje a sus símbolos».
- «PERO honrar tales cosas, sin encauzarlas al verdadero objeto de la piedad patriótica, que busca la perfección de la sociedad humana a la que pertenecemos, es un error análogo a la superstición religiosa, que adora a las criaturas sin elevarse hasta Dios».
- ENTONCES « (…) el respeto o culto de tales cosas ha de estar sometido al mismo criterio de orden respecto del fin al que debe apuntar la sociedad misma. No porque sea de nuestra patria ha de respetarse toda su historia ni todo antepasado, símbolo o costumbre, sino solo los que son buenos».
- ASÍ QUE « (…) recordémoslo no como halago propio, sino para excitar nuestra emulación; recordémoslo con la intención de encaminarla al bien de los hombres actuales de nuestra sociedad y con la cautela de que nuestro legítimo orgullo solo ha de extenderse a lo que cuadra con el fin del hombre y de la sociedad.
En resumen, el patriotismo que se busca externar durante el supuesto mes patrio de septiembre, permanecerá una huella de la Revolución impía hasta que el México actual se convierta a los principios sobre los cuales se fundó y forjó la sociedad tradicional Novohispana, a saber:
DIOS, objeto sobrenatural de todo acto patriótico y fin último de nuestra sociedad.
PATRIA, unida y pacificada por la fidelidad a la Monarquía Católica e Hispánica.
FUEROS, como sostén del recto ordenamiento civil y jurídico.
REY, principio de unidad y de la piedad filial en el orden temporal, que gobierna e imparte justicia para el bien común.
Si México no se restaura sobre estos principios, continuará su descomposición social que aumentarán los numerosos males que actualmente nos aquejan y terminaremos en una fragmentación territorial de distintas republiquetas
similar a lo que existía antes de que se unieran estas tierras bajo:
- Un solo y verdadero DIOS.
- Una sola PATRIA hispánica.
- Un solo REY católico.
Como dice el salmista:
«Nisi Dominus ædificaverit domum, in vanum laboraverunt qui ædificant eam. Nisi Dominus custodierit civitatem, frustra vigilat qui custodit eam» (Si el Señor no construye la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no custodia la ciudad, en vano vela la guardia).
Ps. CXXVI.
Reynaldo Avilés Jaimes.