Encu00edclica de Pu00edo VII que condena los movimientos de independencia en la Amu00e9rica espau00f1ola.
Arzobispos y Obispos y a los queridos hijos del Clero de la Amu00e9rica sujeta al Rey Catu00f3lico de las Espau00f1as.
PIO VII, PAPA.
Venerables hermanos o hijos queridos, salud. y nuestra Apostu00f3lica Bendiciu00f3n.
Aunque inmensos espacios de tierras y de mares nos separan, bien conocida Nos es vuestra piedad y vuestro celo en la pru00e1ctica y predicaciu00f3n de la Santu00edsima Religiu00f3n que profesamos.
Y como sea uno de sus hermosos y principales preceptos el que prescribe la sumisiu00f3n a las Autoridades superiores, no dudamos que en las conmociones de esos pau00edses, que tan amargas han sido para Nuestro Corazu00f3n, no habru00e9is cesado de inspirar a vuestra grey el justo y firme odio con que debe mirarlas.
Sin embargo, por cuanto hacemos en este mundo las veces del que es Dios de paz, y que al nacer para redimir al gu00e9nero humano de la tiranu00eda de los demonios quiso anunciarla a los hombres por medio de sus u00e1ngeles, hemos creu00eddo propio de las Apostu00f3licas funciones que, aunque sin merecerlo, Nos competen, el excitaros mu00e1s con esta carta a no perdonar esfuerzo para desarraigar y destruir completamente la funesta cizau00f1a de alborotos y sediciones que el hombre enemigo sembru00f3 en esos pau00edses.
Fu00e1cilmente lograru00e9is tan santo objeto si cada uno de vosotros demuestra a sus ovejas con todo el celo que pueda los terribles y gravu00edsimos prejuicios de la rebeliu00f3n, si presenta las ilustres y singulares virtudes de Nuestro caru00edsimo Hijo en Jesucristo, Fernando, Vuestro Rey Catu00f3lico, para quien nada hay mu00e1s precioso que la Religiu00f3n y la felicidad de sus su00fabditos; y finalmente, si se les pone a la vista los sublimes e inmortales ejemplos que han dado a la Europa los espau00f1oles que despreciaron vidas y bienes para demostrar su invencible adhesiu00f3n a la fe y su lealtad hacia el Soberano.
Procurad, pues, Venerables Hermanos o Hijos queridos, corresponder gustosos a Nuestras paternales exhortaciones y deseos, recomendando con el mayor ahu00ednco la fidelidad y obediencia debidas a vuestro Monarca; haced el mayor servicio a los pueblos que estu00e1n a vuestro cuidado; acrecentad el afecto que vuestro Soberano y Nos os profesamos; y vuestros afanes y trabajos lograru00e1n por u00faltimo en el cielo la recompensa prometida por aquu00e9l que llama bienaventurados e hijos de Dios a los pacu00edficos.
Entre tanto, Venerables Hermanos e Hijos queridos, aseguru00e1ndoos el u00e9xito mu00e1s completo en tan ilustre fructuoso empeu00f1o, os damos con el mayor amor Nuestra Apostu00f3lica Bendiciu00f3n.
Dado en Roma en Santa Maru00eda la Mayor, con el sello del Pescador; el du00eda treinta de enero de mil ochocientos diez y seis, de Nuestro Pontificado el du00e9cimo sexto.
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